martes, 9 de septiembre de 2014

La satisfacción sexual desenmascarada

Copiado de De Yahoo Mujer | Hablemos de sexo 
https://pe.mujer.yahoo.com/blogs/hablemos-sexo/

Mientras hasta hace no muchos años el sexo era un tema tabú del que no se hablaba públicamente, hoy casi no quedan barreras por vencer: tamaño, cantidad, periodicidad, todo se habla, se discute y se compara.
La satisfacción sexual es considerada por muchos como sinónimo de calidad de vida 
Detrás de estas charlas públicas sobre el sexo, algunas más superficiales, otras no tanto, aparece un tema que muchas veces no se nombra pero siempre está: la satisfacción sexual. Ya casi nadie se anima a desestimar su importancia para la vida personal, casi tanto como la satisfacción en cualquier otro ámbito, como el laboral o el económico. La satisfacción sexual, entonces, es abiertamente sinónimo de calidad de vida.
Consultas sexuales más frecuentes

  1. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de satisfacción sexual? 
  2. ¿De cantidad de orgasmos? 
  3. ¿De cantidad de encuentros íntimos por semana, o por mes?
  4. ¿Alguien sabe qué es la satisfacción sexual?
“La satisfacción sexual es una sensación de placer. En la sexualidad, un sujeto que se siente feliz es porque tiene sensación de plenitud”, explica en conversación con Yahoo Mujer la psicoanalista Esther Any Krieger, miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA por sus siglas en inglés) y autora del libro Sexo a la Carta.

LA SATISFACCIÓN SEXUAL DESENMASCARADA

¿Es medible?
La definición deja poco lugar a dudas, sin embargo, la búsqueda de la satisfacción sexual es un tema central del ser humano, sobre todo en estos tiempos de constante diálogo público sobre el sexo. ¿Hay una manera de medir la satisfacción sexual? ¿Cómo sé si estoy satisfecho con mi vida sexual? Para Krieger, hay una gran confusión entre calidad y cantidad. “El problema aparece cuando a la satisfacción sexual se la empieza a cuantificar. Hay una búsqueda de medir y de ponerle un número a todo, de digitalizar el placer”, explica.
Ponerle cifras a la satisfacción sexual puede hacer que disminuya el placer
Esto, dice la especialista, es un problema, porque precisamente al ponerle cifras y metas al sexo, el sujeto empieza a sentir una presión que anula el placer. “Si empiezo a poner objetivos a alcanzar, como cantidad de orgasmos, o de tiempo, paradójicamente la persona empieza a sentir menos placer”. Esto, asegura, termina desembocando muchas veces en disfunciones sexuales, porque la persona hace de esa presión un síntoma que termina en angustia.sentir menos placer”. Esto, asegura, termina desembocando muchas veces en disfunciones sexuales, porque la persona hace de esa presión un síntoma que termina en angustia.
¿Cuán frecuente debe ser la actividad sexual?
¿Hay condiciones que predisponen a la satisfacción sexual?
Según un artículo publicado en la revista Psychology Today por Noam Shpancer, doctor en psicología, docente en Otterbein College y psicólogo clínico en Columbus, Ohio; las personas sanas están más satisfechas sexualmente, mientras que las personas con problemas físicos (enfermedades del corazón, diabetes) y psicológicos (depresión, ansiedad) tienen menor nivel de satisfacción.



Una mayor asertividad sexual predice una mayor satisfacción también
Pero también hay factores del contexto que influyen en esto, como las buenas relaciones sociales. Por el contrario, aquellos que han sufrido abusos o trauma sexual, evidencian niveles más bajos de satisfacción, lo mismo que aquellos que sienten culpa moral por las relaciones sexuales.
Por otro lado, dice Shpancer, la satisfacción sexual va de la mano de la calidad de la relación. Aquellas personas con buena comunicación y apoyo mutuo la experimentan en mayor medida. Esto es porque en el ámbito de una relación, la asertividad sexual (la capacidad para defender su posición, establecer límites claros, aclarar lo que quiere y necesita en el sexo, lo que funciona para uno y lo que no) predice una mayor satisfacción. Además, según dicho especialista, las personas que tienen personalidades similares a la de su pareja tienden a experimentar una mayor satisfacción sexual.
Pero más allá de estos factores, todavía puede pasar que aunque la persona se mantiene alejada de los estereotipos de rendimiento sexual, no encuentre en su compañero estable u ocasional aquello que la hace sentirse sexualmente satisfecha. Para Krieger, esto es un dilema sin respuesta. “¿Por qué una persona encuentra tensión o ganas con una persona y con otra no? Eso es un misterio, por eso es imposible ponerse a negociar con el otro la propia satisfacción sexual. O esa satisfacción se encuentra o no se encuentra”, explica.
Y esto es así, dice la especialista, porque el deseo, que es privativo del ser humano, no es domesticable. “Cuantificarlo, querer ponerle un número, una cantidad, es un intento de domesticarlo, y es imposible”, dice.
En este punto, asegura Krieger, la clave para que la persona no sienta una presión que la lleve a dudar de su satisfacción sexual, es que esta búsqueda del placer es absolutamente individual. “Hay que entender que cada sujeto desarrolla su propia satisfacción sexual, es algo absolutamente particular”.
Relacionado: Matrimonios no consumados
En un matrimonio no consumado, no se ha llevado a cabo la penetración. 
Lo que define a un matrimonio no consumado, es la incapacidad para llevar a cabo la penetración intravaginal. No se trata de una decisión voluntaria, sino que, por el contrario, se vive con pudor, vergüenza e incluso con resignación. Aunque su tratamiento no solamente es posible, sino hasta bastante sencillo y con buenas posibilidades de éxito, las parejas ocultan su dificultad durante mucho tiempo y no se animan a consultar.
Eugenia (30 años): Yo deseo mantener relaciones con mi novio pero cuando él lo intenta siento que se me cierra la vagina. Nunca pude hacerme un control ginecológico ni un papanicolau.
Juan Carlos (38 años): Con mi esposa llevamos tres años de matrimonio y nos queremos mucho, pero todavía no pude penetrarla y eso nos atormenta a ambos, nos sentimos como dos monstruos enfermos. Ahora la situación nos preocupa más porque, además de que nos interesa resolverlo para gozar de nuestras relaciones, deseamos tener un hijo.
Estas parejas, en general, se quieren mucho, se divierten en la cama, se estimulan oral y manualmente, se excitan y pueden alcanzar el orgasmo pero la penetración es imposible. A veces es uno de los dos miembros el que aparenta tener el problema y otras veces son ambos. Él puede tener dificultades en la erección o ella padecer vaginismo. Ella puede tener una verdadera fobia a ser penetrada y él ser un eyaculador precoz o ambos padecer un deseo sexual inhibido.
Las dificultades pueden alternarse en el tiempo o ser concomitantes, pero siempre es un problema de dos. Cuando él quiere penetrarla, ella involuntariamente presenta una contracción de los músculos de la vagina; si ella pudo relajarse él eyacula antes de la penetración vaginal.
Muchos temores los invaden: a la maternidad o paternidad, al embarazo, a ser desgarrada o lastimada, a sufrir, a dañar o ser dañado en los genitales. Si bien no podemos hablar de causas en general, ya que se ve cada caso de la pareja en particular, hay factores psicológicos (muchas veces abusos sexuales en la infancia y antecedentes de violaciones), familiares, educacionales, religiosos y del vínculo en sí mismo.
Lo que finalmente decide una consulta suele ser el deseo de tener un hijo o el temor a que la relación se termine.

¿Existe un tratamiento efectivo?
Así es, la terapia sexual está al alcance de todos y ofrece un tratamiento corto, relativamente sencillo y con un elevadísimo porcentaje de éxito. Se logra resolver, lo que durante años se ocultó, en 10 a 15 sesiones. Incluso, exitosamente, he tratado parejas a distancia.
Tal como dice Sylvia de Béjar: “Vivir sanamente el sexo es un placer al que todos los mortales deberíamos acceder con libertad”.

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