martes, 9 de septiembre de 2014

¿Existe una normalidad sexual?

¿Existe una normalidad sexual?

Copiado de De Yahoo Mujer | Hablemos de sexo 


Muchas personas me piden en la consulta o vía e-mail que les diga si determinada conducta sexual es normal o no. Cada una de esas inquietudes apunta a una de las serias preocupaciones de gran cantidad de gente en la sociedad actual. Al parecer, para muchas personas es importante saber que encajan dentro de la normalidad y eso les brinda mucha tranquilidad, independientemente del significado que se dé al término.
Por ejemplo, la frecuencia sexual es una fuente de preocupaciones, dudas e inseguridades en un buen número de parejas y personas que quieren saber cuál es la frecuencia normal con la que una persona debe mantener relaciones sexuales. Por ello se preguntan: ¿cuál es la frecuencia sexual “normal” para una pareja: una, dos o tres veces a la semana, o incluso más veces?
La frecuencia es un tema que cada pareja tiene que pactar, de acuerdo con sus propias necesidades, sin ajustarse a las estadísticas. Más aún, obligarse a alcanzar determinadas frecuencias sexuales suele repercutir negativamente en la intimidad. Mucho más que la cantidad, importa la calidad de los encuentros y el grado de satisfacción de la pareja.
También, muchos me preguntan respecto al número de orgasmos, tamaños, y determinadas prácticas sexuales, buscando una respuesta que muestre la normalidad en cifras.
La normalidad es un término sumamente relativo, que depende de muchas variables, y se halla influenciado por los niveles de educación, el nivel socio cultural, y también se relaciona con la salud. Pero nunca puede tomarse como un concepto estadístico.
Es importante saber que no existe un modelo de sexualidad único. Cada persona o cada pareja tienen que encontrar lo que realmente le gusta y satisface, así como lo que le sienta mejor y prefiera. La base se encuentra en el respeto mutuo. El placer como experiencia personal no se mide ni se evalúa, simplemente se disfruta.
Tal como dice, Wardel B. Pomeroy, “sería más fácil borrar la palabra 'normal' de nuestro vocabulario antes que contestar esta pregunta. Después de todo, desde el punto de vista de la salud física y psíquica de un individuo, qué cosas hacemos sexualmente no es ni remotamente tan importante con cómo nos sentimos cuando las hacemos”.
Es importante tener en cuenta al ser humano individual y no al irrelevante, ilógico y psicológicamente dañino encasillamiento de las conductas sexuales en "normales" o "anormales". Cabe recordar un pensamiento del filosofo Epícteto: "A los hombres no les inquietan las cosas sino las visiones que ellos tienen de estas".

Frecuencia sexual: no define la calidad de los encuentros sexuales

La frecuencia de las relaciones sexuales es un tema que obsesiona tanto como la cantidad de erecciones y orgasmos que se deben tener. "¿Es normal nuestra frecuencia sexual? ¿Se supone que varía durante el transcurso de los años? Al principio era diferente", escucho a diario en mi consultorio. Pero se trata de un tema que inquieta mucho más a los hombres que a las mujeres, preocupados por la cantidad mucho más que por la calidad. Muchas parejas, equiparan su intimidad con lo considerado "normal" para no sentirse fuera de carrera. Pero, ¿las encuestas realmente describen lo que sucede? Y, por otro lado, ¿una pareja debe guiarse por lo que hacen los demás o por sus deseos y las características de su vínculo?  


En verdad, no podemos hablar de una normalidad en cuanto a frecuencia sexual, en primer lugar porque el término normal remite a un concepto estadístico y por otro lado, la regularidad con la que una pareja haga el amor dependerá de lo que ambos sientan o quieran y también de lo que crean que es lo suficiente y satisfactorio para ellos. Hay parejas que sostienes relaciones sexuales con mucha regularidad y llevan una vida matrimonial cruel, mientras que otras son felices en sus matrimonios y sostienen relaciones una vez al mes.
Cuando surgen conflictos de frecuencia (una de las dos personas desea tener relaciones más o menos frecuentemente que la otra), la relación de pareja puede verse afectada. En estos casos es imprescindible que se trabaje la comunicación sexual abierta y honesta, que se evalúen los motivos por los que existe el cambio en el deseo, las alternativas de satisfacción que uno u otro tiene, y que se fomente la intimidad emocional de la pareja independientemente del aspecto sexual.
Pero hay algo cierto que puede hacer que una pareja disminuya la frecuencia de sus relaciones y es el caer en la monotonía, haciendo que en vez de que una relación sea divertida y apasionada, se llegue a convertir en algo tedioso. Para esto la solución es usar al máximo la imaginación en cada encuentro: adoptar diferentes posiciones, hacer el amor en otros lugares que no sean la cama, y que hacen que suba la adrenalina, (en la parte trasera del auto, en la cocina, la bañera, o en algún hotel). Pueden también recurrir a cualquier jueguito que se les ocurra o a los muy estimulantes comestibles en todo el cuerpo.
No se trata de centralizar el problema en torno al número de relaciones que se tienen por semana, sino lo que esas relaciones significan en términos de placer y satisfacción.

ORGASMOS FEMENINO Y MASCULINO


La presencia de la eyaculación en el varón marca una importante diferencia entre los orgasmos masculinos y femeninos. El varón, luego de haber eyaculado comienza una fase en la cual le resulta fisiológicamente imposible alcanzar otro orgasmo o eyacular nuevamente. Se trata del “período refractario”, dependiendo su duración de varios factores como el cansancio, la edad, y el estímulo.
En cambio, la mujer puede alcanzar uno o más orgasmos sucesivos si se mantiene una estimulación adecuada. Que sea posible no significa que esto le ocurra siempre, pudiendo resultarle tan placentero un orgasmo como varios. Incluso es raro que una mujer alcance múltiples orgasmos durante la mayor parte de su vida sexual.
Pero también existen semejanzas entre los orgasmos femeninos y masculinos. Tanto en el varón como en las mujeres, la percepción de las contracciones rítmicas de los músculos de la plataforma orgásmica (en general cada 0,8 segundos) es la fuente de las intensas sensaciones placenteras que se experimentan. La percepción de esas contracciones forma parte del fenómeno orgásmico.
Hay muchas similitudes y otras tantas diferencias entre los órganos sexuales femeninos y los masculinos, pero ambos sexos comparten el órgano sexual más importante: el cerebro, que nos permite acceder tanto a la imaginación como al placer. Sin percepción y conciencia de placer no habría orgasmo.
Muchas mujeres manifiestan necesitar un contacto íntimo con el cuerpo del compañero o sentirse físicamente próximas. Necesitan también mantener una buena comunicación con sus parejas y ser capaces de compartir sentimientos y pensamientos sobre el sexo, sobre qué les gusta y qué les disgusta, pues estos factores contribuyen al logro de una buena sexualidad.


Julia (42 años): Disfruto con los besos, abrazos, caricias, mirar y sentir a la otra persona. Tengo la sensación de que comparto muchas más cosas si no caemos en la estimulación genital, sobre todo cuando empezamos a conocernos mutuamente. 


Lo que se llama "buen sexo" es algo más que genital. Implica dos personas explorándose mutuamente, amándose con intensidad, acariciándose, contemplándose, y el orgasmo puede ser la cima de tal acto, pero solo es un factor (no necesariamente el mejor) en un complejo proceso.
Podemos crear tantos grados diferentes y clases de sexo como queramos, conduzcan o no al orgasmo, y sean o no genitales. Si la definición del placer sexual es sostener el deseo y conseguir excitarse más y más, entonces se abren muchas mayores posibilidades para el placer sexual y para excitar a la otra persona. El intenso contacto físico es una de las actividades posibles más satisfactorias, en y por sí mismo.



MITOS SOBRE EL ORGASMO FEMENINO

A pesar de la difusión actual de muchos temas sexuales, subsisten creencias equivocadas acerca del orgasmo femenino. ¿Cuáles son?
“La mujer alcanza el orgasmo solamente con el coito.”
Falso. El clítoris es el órgano femenino del orgasmo; dentro de la vagina existe poca sensibilidad.

“El mejor orgasmo es cuando ambos miembros de la pareja lo alcanzan simultáneamente.”
Falso. Además de ser muy difícil, por la diferencia de tiempos de excitación entre la mujer y el varón, lo cierto es que la actitud de buen compañerismo que implica procurar el placer del otro, produce un estímulo extra en todo el aparato psíquico de cada uno, lo cual conduce a una satisfacción final más plena en cada uno, a su turno. Encontrar el orgasmo simultáneo, puede plantearse como un juego y no como una nueva exigencia.

“La cantidad de orgasmos indica en qué medida la relación sexual ha sido satisfactoria.”
Pensar en términos de cantidad genera malos entendidos y exigencias, que suelen dar lugar a la angustia y a disfunciones sexuales.

“Hay mujeres que no pueden tener orgasmos y nunca podrán.”
No es verdad. En mujeres sanas, sin alteraciones del sistema nervioso o vascular, sin compromiso patológico muscular causado por alguna enfermedad sistémica, la anorgasmia sucede por falta de información y de autoconocimiento. También puede deberse a la falta de una buena técnica sexual con la pareja o a problemas de orden emocional.

“Las mujeres sexualmente normales son multiorgásmicas.”
La capacidad multiorgásmica es una posibilidad de algunas mujeres, no una obligación, y depende de la sensibilidad de cada mujer, del autoconocimiento de su cuerpo, de la capacidad de fantasear y de concentrarse en el estímulo sexual, y de la habilidad de la pareja. El sexo es para disfrutar, no una competencia, por lo tanto si una mujer está satisfecha con un orgasmo, ¿para qué más?

“Sin orgasmo la mujer no puede disfrutar.”
No. Las mujeres disfrutan mucho del cortejo, de los juegos sensoriales, del intercambio amoroso con su pareja. Muchas, refieren disfrutar más de un juego prolongado que de un orgasmo fugaz.

“Si la mujer no tiene orgasmos, debe fingir para que su pareja no se resienta.”
Absolutamente no. Si no hay orgasmos, ambos deben ayudarse para mejorar la relación a través de información científica correcta o realizar una consulta con un/a sexólogo/a clínico/a.

 “El varón tiene que saber cómo proveerle un orgasmo a una mujer.”
No. Una mujer tiene que conocer su cuerpo y transmitirle a la pareja sus gustos y necesidades. Los hombres no pueden adivinar lo que pasa con cada mujer, porque cada una es diferente.

¿Que se necesita para que el orgasmo "aparezca”? 
Un cuerpo sano, autoconocimiento del propio cuerpo, estimulación adecuada, libertad para percibir sensaciones y sentimientos eróticos y confiar en la persona con la que estamos.

EL ORGASMO MASCULINO
¿En qué se diferencia del femenino? ¿Va siempre acompañado de la eyaculación? ¿Los hombres pueden tener orgasmo múltiple?
La cuestión es que la sexualidad femenina, y especialmente, la capacidad de las mujeres para sentir orgasmos múltiples, ha sido materia de discusiones, intrigas, investigaciones, disquisiciones… Pero, ¿y los hombres?  
Todavía hoy muchos dan por sentado que el orgasmo masculino consiste en eyacular. De hecho, las mujeres sentimos que hemos cumplido con nuestra misión de dar placer al otro cuando esto sucede.
Sin embargo, no es tan así. El orgasmo masculino se puede dar junto con la eyaculación o no. Un hombre que ha eyaculado no necesariamente ha llegado al clímax y hasta puede padecer de anorgasmia, igual que nosotras.
En el libro que está considerado como la Biblia de la sexualidad, el informe de Masters y Johnsonpublicado en los sesentas, se dice que " los procesos fisiológicos que intervienen en el orgasmo femenino son análogos a los observables en el orgasmo masculino, pero la capacidad de experimentar orgasmos múltiples en un lapso temporal limitado es superior en la mujer promedio que en el varón promedio."
Aunque es cierto que es común que se presenten simultáneamente y por eso tienden a confundirse como un mismo fenómeno.
Las investigaciones de Alfred Kinsey sugirieron que más de la mitad de los muchachos preadolescentes podían tener su segundo orgasmo poco después del primero y que casi un tercio podía tener hasta cinco orgasmos o más, uno detrás de otro. Esto llevó a Kinsey a afirmar que "se puede alcanzar el clímax sin eyaculación".
Herant Katchadourian, en su libro "La sexualidad humana", explica: "Algunos hombres pueden inhibir la emisión de semen al tiempo que experimentan las contracciones orgásmicas: en otras palabras, tienen orgasmos sin eyacular. Tales orgasmos no parecen estar seguidos por un período refractario (pérdida de erección), lo que permite a estos hombres tener orgasmos múltiples como las mujeres".
El Tantra, disciplina hinduista que recurre a la sexualidad para alcanzar estados superiores de conciencia (en especial al control conciente del clímax), conoce esto desde hace mucho tiempo. Esta disciplina sabe desde hace milenios que es precisamente la eyaculación lo que aparta al hombre del orgasmo verdadero, del éxtasis sexual que lleva a los niveles de conciencia cósmicos. El arte supremo para un Shiva tántrico, consiste en permanecer indefinidamente en el punto límite, el que da acceso al "paraíso sexual cerebral", el verdadero orgasmo masculino.
El Tao, filosofía china, comparte ese punto de vista. Jolang Chang en su libro "Tao de l'Art d'Aimer" (El Tao del arte de amar), escribe: "Me preguntan con frecuencia qué placer puedo experimentar si sólo eyaculo una vez de cada cien. En general respondo esto: 'No cambiaría ciertamente el placer intenso que yo experimento con el vuestro. Los doce años durante los cuales me dediqué a ese placer vinculado al instante de la eyaculación son para mí largos años perdidos. Ahora puedo decir que el acto sexual sin eyaculación representa también la eliminación de una tensión, pero sin explosión. Es un placer que se traduce por un apaciguamiento y no por violencia, una fusión voluptuosa, sensual, y prolongada en algo más amplio y más transcendente que uno mismo. Es un sentimiento de comunión en un todo, no una separación; de unión estrecha y de participación, y no un espasmo individual y solitario que excluye a la pareja. No hay palabras para describirlo."
Hay algo en lo que coinciden todas las fuentes. Hacer el amor con apresuramientos, sin detenerse en los detalles, conducirá a la insatisfacción, tanto a hombres como a mujeres.
Así que ahora, muchachas, pidamos lentitud, concentración y detallismos. ¡A disfrutar del camino más que de llegar a la meta!



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